No dejes que el sufrimiento te
quite las ganas de amar. No te seques. No te cierres. Continúa sintiendo,
expresando, compartiendo a corazón abierto, aunque lo que surja sea dolor.
Porque este dolor, se te ha dado
para que despiertes y aprendas lo que necesitas aprender, ahora, en este
momento. Por eso, ama a tu dolor como amas a tu felicidad... ama a todas tus
emociones y acéptalas. No te enganches a ellas ni te recrees en la auto
compasión, pero tampoco las rehuyas o las rechaces,
tan solo acéptalas, siéntelas, perdónalas y deja que se disuelvan lentamente...
suelta lo que ya no te pertenece.
Ésta es la finalidad y el objetivo
del dolor, nos enseña lo que ya no nos corresponde y debemos dejar atrás y
trascender. Nos conduce hacia el próximo cambio que precisa nuestro
crecimiento.
Así que ama a tu dolor como amas a
tu vida, porque forma parte de ti y es un gran maestro y aliado.
25/05/2014