Hay Caricias y caricias… y si observamos con sinceridad, qué
diferentes son las unas de las otras. No se trata del gesto, sino de
dónde procede.
Cuando una caricia es solo física, sólo te
acariciará físicamente, pero si se acaricia conscientemente, con todo tu
Ser presente, la caricia se siente en el Alma, y sientes su vibración,
su energía viajando a través de todo tu cuerpo… esa Caricia está viva.
Practicando Tandava (una meditación-danza sublime, milenaria y de
procedencia Tántrica) interactuas y te fundes con el espacio que te
envuelve, volviéndote uno con él, asentándote en la certeza de la no
dualidad. Vas volviéndote ligero y sensible al tacto y vas observando,
perplejo, que no es con tu piel con la que acaricias el espacio que te
rodea, sino con todo tu Espíritu.
Habiendo integrado ese Toque
Divino, su alta vibración y su magia, tus caricias se tornan ligeras
pero intensas, cargadas de luz, que apenas rozando a un Ser querido,
podrá sentir que todo tu amor y el que puedas canalizar está allí,
dispuesto para él, adorándolo y reconociéndolo.
Uno ya no se
conforma con menos, cuando siente el Tacto Divino… Un Ser consciente no
aceptará andar junto a otro con tacto egoico…
No se pretende
transmitir que si no practicas Tandava no podrás acceder al Tacto
Consciente… quien ha andado algun sendero espiritual sabe bien cuándo
está actuando desde la consciencia y cuándo no. Sólo se pretende desde
la más sincera admiración y devoción por ésta meditación-danza, intentar
transmitir la fascinación que provoca a quien logra acceder a ella y
los cambios que se experimentan y se absorben.
Un profundo agradecimiento a quien ha danzado, y a quien seguirá danzando con nosotros, compartiendo la grandeza de su Gracia.
07-12-2013